El sistema inmune tiene un papel esencial en nuestro organismo, ya que en caso de debilitarse podría provocar infecciones y enfermedades tan graves como el cáncer.

En nuestro organismo, la sangre circula través de las arterias y las venas conteniendo muchos tipos de células. Los monocitos son un tipo de célula inmunitaria, cuya función es la de luchar contra determinadas infecciones. Se elaboran en la médula ósea gracias a las células madres llamadas monoblastos y viajan por la sangre hacia los tejidos del cuerpo dónde experimentan una transformación y se convierten en macarófagos que eliminan las células muertas y regulan la inmunidad contra sustancias extrañas.

Los macrófagos se definen como células limpiadoras del sistema inmunitario. Los monocitos se trasladan a diferentes tejidos como son el bazo, los pulmones y el hígado entre otros tejidos. Tal y como se ha comentado anteriormente, la función de los monocitos es proteger el sistema inmune, y lo hacen por medio de dos funciones, la fagocitosis y la presentación del antígeno. La fagocitosis consiste en capturar las partículas peligrosas para el organismo. La segunda función, es vital para la supervivencia, ya que se trata de la presentación del antígeno a los linfocitos, en este proceso el monocito le muestra al linfocito los antígenos, para que este pueda reconocerlo y estar alerta ante él.

¿Por qué tenemos los monocitos altos?

Los monocitos altos se producen como respuesta a infecciones crónicas, trastornos de la sangre, algunos cánceres y enfermedades autoinmunes. Al aumento del número de monocitos en sangre se conoce como monocitosis. Entre las enfermedades más comunes que hacen subir el número de monocitos son las enfermedades inflamatorias crónicas, la tuberculosis y las infecciones parasitarias o virales, las paperas, mononucleosis y sarampión. Para saber el nivel de monocitos en sangre será necesario la realización de un hemograma o también conocido como cultivo sanguíneo.

¿Y los monocitos bajos?

A los monocitos bajos se les conoce como monocitopenia, y la disminución puede ser debida a múltiples causas que desencadenen una bajada de glóbulos blancos como una quimioterapia, una infección en la sangre o un trastorno en la médula ósea entre otros. Los niveles altos de monocitos pueden manifestar una serie de síntomas que nos alertarán de que algo no va bien, entre los más comunes están la fiebre, la fatiga, el mal estar general y el decaimiento.

¿Cómo mejorar el sistema inmune?

Muchos son los factores que pueden alterar el estado de nuestras defensas, algunos no dependerán de nosotros como los factores internos, en cambio también existen otros sobre los que sí podemos actuar, estos son los factores externos. A continuación detallaremos algunos consejos para mejorar el sistema inmune:
  • Practicar ejercicio de forma regular.
  • Limitar el consumo de café y alcohol.
  • Disminuir el consumo de grasas saturadas.
  • Aumentar la ingesta de frutas, vegetales, pescados y hortalizas.

¿Cómo saber si tengo las defensas bajas?

Existen ciertos síntomas que nos pueden dar pistas acerca del estado de nuestras defensas. Lo más común es que cuando tenemos las defensas bajas, nos salen heridas en los labios y el cansancio es mayor de lo habitual. Si queremos hacer frente a una bajada de defensas y aumentar la inmunidad natural, deberemos prestar atención a la alimentación. Si la dieta no es la correcta, las defensas podrán caer, en cambio sí llevamos una alimentación equilibrada y completa podremos fortalecer el sistema inmunitario. Por otro lado, también es recomendable realizar ejercicio físico si queremos tener en buenas condiciones nuestro sistema inmunológico.