La rotura del menisco es una de las lesiones más frecuentes entre los jóvenes deportistas. De hecho, una tercera parte de las lesiones de menisco se atribuyen a la práctica deportiva y algunos estudios apuntan a que el menisco interno se rompe con mayor frecuencia que el menisco externo.

A pesar de que en los jóvenes el menisco suele ser bastante resistente y elástico, la torsión de la rodilla suele ser fatal. En cambio, en personas mayores los huesos y los tejidos se van degenerando y cualquier movimiento un poco forzado o más brusco de lo habitual puede acabar con el menisco interno roto. A veces, no eres consciente de que se ha producido una rotura y hasta que no tienes y conoces los síntomas del menisco roto, no visitas al traumatólogo.

Anatomía de la rodilla: menisco interno y menisco externo

La rodilla está formada por dos meniscos: interno y externo. Tienen forma de medialuna, son de un tejido denominado fibrocartílago y se insertan en la tibia.

La función de los meniscos es muy importante ya que son los encargados de distribuir las cargas, mantener la estabilidad de la articulación, preservar el cartílago articular del desgaste y prevenir la aparición de artrosis.

Podríamos decir que, por un lado, actúan como colchón para amortiguar la carga que recibe la articulación y, por el otro, como un cojinete que facilita los movimientos entre la tibia y el fémur.

Causas y tipos de rotura del menisco

Las causas de rotura de menisco pueden ser distintas: mecánicas, traumáticas o degenerativas.

Hablamos de lesiones mecánicas cuando el menisco se rompe debido a movimientos bruscos y exagerados que llevan a la articulación a sobrepasar su límite, como por ejemplo, al ponerse de pie tras estar en cuclillas.

Cuando la rotura es a consecuencia de un golpe, una caída o un accidente de tráfico se trata de una lesión traumática.

Y, en el caso de lesiones por desgaste o degenerativas las causas de la rotura del menisco pueden ser la artrosis meniscal o bien el uso excesivo o mal uso de la articulación (mala pisada, piernas arqueadas hacia afuera -genus varo-  o, al contrario, con las rodillas juntas y los tobillos separados -genus valgo-).

Pero también hay varias formas de rotura de menisco: vertical, horizontal, oblicua, longitudinal, transversa, compleja, degenerativa, en pico de loro, en asa de cubo, etc.

¿Siempre hay que operar un menisco roto?

No, dependiendo del tipo de rotura de menisco, las molestias que ocasiona, de la edad del paciente, su nivel de actividad física y del estado de la rodilla, el traumatólogo decidirá si se puede adoptar un tratamiento conservador o es necesario recurrir a la cirugía para reparar el menisco roto.

El tratamiento conservador de la fractura del menisco, a base de rehabilitación intensa, está indicado en pacientes con roturas parameniscales, es decir, cuando la rotura afecta a la parte periférica del menisco que es la que se corresponde con la zona que recibe riego sanguíneo (zona vascularizada), teniendo más posibilidades de regeneración de la zona.

Técnicas para operar el menisco roto

A la hora de planificar la cirugía del menisco roto, la primera premisa es que siempre que sea posible se intentará preservar la mayor parte de la zona vascularizada del menisco. Por tanto, la primera opción para reparar el menisco fracturado será la sutura y si esta no es posible, la extracción parcial o completa del menisco.

La sutura meniscal consiste en coser las partes rotas del menisco y suele estar indicada en pacientes jóvenes, sin otras lesiones en la rodilla que, por lo tanto, conservan a estabilidad o pueden recuperarla satisfactoriamente tras esta reconstrucción del menisco.

En caso de tener que recurrir a la meniscectomía, la tendencia de los cirujanos es extirpar únicamente la zona afectada del menisco y no su totalidad, como se hacía tradicionalmente. Esta técnica está indicada en todos aquellos casos que no se pueda realizar la sutura, bien por el tipo de rotura de menisco, por la edad del paciente o por otros factores que te indicará el médico traumatólogo una vez te inspeccione la fractura.

Tanto la sutura meniscal como la meniscectomía para solucionar el menisco roto se realizan mediante artroscopia de rodilla, una técnica mínimamente invasiva que permite una recuperación muy rápida y prácticamente sin complicaciones en comparación con la cirugía tradicional o abierta que se realizaba años atrás.

Para realizar la artroscopia de menisco, el cirujano realiza dos o tres pequeñas incisiones por las que introduce la cámara y el instrumental. En apenas 20-30 minutos la intervención ha finalizado y ese mismo día puedes abandonar el hospital ayudado de muletas y empezar la rehabilitación. El tiempo de recuperación tras una artroscopia de rodilla dependerá del tipo de lesión tratada.

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